Nuestra vida se desenvuelve alrededor de actividades cada vez más digitalizadas, incluso las empresas luchan día a día para involucrarse en la transformación digital y automatizar sus procesos y esta es la razón principal por la que cada vez somos más propensos al cibercrimen.

Mientras tanto, muchos países trabajan constantemente para aprobar nuevas políticas de ciberseguridad que permitan salvaguardar nuestros derechos en el contexto digital, así como la privacidad, la propiedad, la seguridad de los datos, espionaje, manipulación de redes sociales, ataques informáticos, entre otros.

Ahora bien, se calcula que el ciberdelito abarca la mitad de todos los delitos contra la propiedad que tienen lugar en el mundo. Además la mayoría de los países de Latinoamérica y el caribe no cuentan con una estrategia de ciberseguridad por lo que se ha convertido en una región sumamente vulnerable donde se calcula que el costo del ciberdelito es de 90 mil millones de dólares al año.

Un análisis sobre el tema enfocado en América Latina y el Caribe, demuestra que cada vez más empresas grandes están haciendo inversiones significativas en temas de ciberseguridad, lo que deja en el ojo del huracán a las pequeñas y medianas empresas que constituyen un 99% de la estructura económica de la región. Todo esto porque la falta de conocimiento y de personal calificado en la región hace que se considere una inversión costosa y de alto riesgo. Sin embargo, lo que no se sabe es que hoy en día existen múltiples ofertas accesibles que nos permitirán ir creciendo en el ecosistema digital con plataformas más robustas y menos vulnerables.

Es importante que el tema de la ciberseguridad sea una prioridad  en la agenda, tanto de gobiernos como de grandes, medianas y pequeñas empresas así como también de ciudadanos comunes que igualmente son víctimas de delito cibernético, sobretodo ahora que cada vez los ataques informáticos son más sofisticados, debemos estar preparados para que estas intrusiones no generen grandes daños.