“Algunas personas llaman a esto inteligencia artificial, pero la realidad es que esta tecnología nos mejorará a nosotros. Entonces, en lugar de inteligencia artificial, creo que aumentaremos nuestra inteligencia”.

—Ginni Rometty

 

Hay muchas opiniones variadas y encontradas respecto a este tema. 

Existen diferentes versiones de AI o creación de imágenes a base de algoritmos. Básicamente puedes alimentar este algoritmo con diferentes imágenes, y éste creará una composición completamente nueva a partir de ella o, lo que hemos visto cada vez más en los últimos meses, el ser capaz de simplemente escribir una frase o concepto que arroje varias opciones de imágenes según lo que se ha requerido.

Algunos resultados del uso de esta herramienta son asombrosamente buenos, tanto así que es difícil pensar que no existió la intervención de un profesional con años de experiencia y estudios en arte para elaborarla. Y eso es justamente lo que puede llegar a inquietar a más de una persona, al pensar de forma completamente justificada, que estas AI no estarán muy lejos de reducir las oportunidades de trabajo a ilustradores, artistas o diseñadores.

¿Deberíamos preocuparnos?

El fenómeno DALL-E

Si en las últimas semanas has entrado a las redes sociales, especialmente twitter, seguramente te has encontrado con publicaciones en las que las personas comparten su experiencia probando esta nueva inteligencia artificial con resultados cuanto menos curiosos y divertidos.

 

Nosotros también nos sumamos a estas pruebas

La web de Openai enlista algunas de las capacidades que posee esta red neuronal:

  • Modificar los atributos de un objeto
  • Dibujar varios objetos
  • Visualización de la perspectiva y tridimensionalidad
  • Visualización de la estructura interna y externa de un elemento
  • Inferir detalles contextuales
  • Moda y diseño de interiores
  • Combinación de elementos no relacionados
  • Ilustraciones de animales
  • Conocimiento geográfico
  • Conocimiento temporal

Dall-E puede ser la más famosa, pero no es la única red en su tipo, de hecho, existe otra plataforma web que se puede probar de manera gratuita llamada Night Café Studio. La cual en su concepto es bastante similar, y aunque invitamos ampliamente a probar sus características, advertimos desde WBI que puede resultar algo incluso adictivo.

El uso de estas plataformas es sin duda muy interesante y divertido, pero hay inquietudes presentes que analizar a profundidad.

¿Cómo recrean estas IA el estilo de un artista en particular? ¿Existe algún tipo de comprensión artística o es una simple imitación estética?

Si la imagen es el resultado del uso del algoritmo de otras imágenes que poseen copyright, ¿los derechos te pertenecen? ¿O le pertenecen al individuo o compañía dueño de la imagen original?

Si la herramienta puede arrojar 50 imágenes, pero ninguna de ellas es lo suficientemente buena o precisa, necesitarás igualmente contratar a alguien que sepa que hacer con ellas.

El futuro que probablemente podría derivar de estas nuevas herramientas sería más cercano a empleadores particulares o empresas que hagan uso de estas inteligencias artificiales para generar “Thumbnails” o imágenes de referencia para que los verdaderos artistas la utilicen de punto de partida y las mejoren.

Esto podría ser una excelente herramienta que resuelva problemas de comunicación entre los artistas y sus clientes, al no forzar a los primeros a intentar adivinar qué es exactamente lo que el cliente está buscando sin necesidad de crear decenas o hasta cientos de bocetos, sino automatizar la conceptualización al otorgarle a la plataforma el briefing del cliente y partir de los resultados que la misma arroje.

Pero ¿Y qué sucede si mi cliente prefiere “ahorrarse” lo que costaría la producción del arte y prefiere quedarse únicamente con la imagen generada por la IA?

El artista, así como el cliente podrán disfrutar de los beneficios de estas nuevas tecnologías. Sin embargo, éste último no debe olvidar ni menospreciar el valor humano que un verdadero profesional puede agregar a cada pieza. La conceptualización, apreciación al detalle, y conocimientos aplicados al arte son factores de gran importancia que tú, y no la IA, pueden ofrecerle. Educa a tu cliente con esta información y, si aún tiene intenciones de “reemplazarte” con la IA, pues lo más seguro es que no te convenga volver a trabajar con él de todos modos.

Aunque las inteligencias artificiales no tienen porqué suponer una verdadera amenaza para los profesionales, también es importante recordar que está en nosotros mismos mantenernos relevantes. Sólo con el constante aprendizaje, práctica, perfeccionamiento de habilidades y buen trato hacia nuestros clientes podemos asegurar nuestro lugar en la industria.